La
contaminación hídrica se entiende como la acción de introducir algún material
en el agua alterando su calidad y su composición química. Según la Organización
Mundial de la Salud el agua está contaminada “cuando su composición se haya
modificado de modo que no reúna las condiciones necesarias para el uso, al que
se le hubiera destinado en su estado natural”. El agua que procede de ríos,
lagos y quebradas es objeto de una severa contaminación, muchas veces producto
de las actividades del hombre.
El
agua es un elemento esencial de la naturaleza, contribuye al bienestar general
del hombre, de los animales y de las plantas. Es uno de los pocos elementos sin
los cuales no podría mantenerse la vida en el planeta.
Los
residuos de plástico que son arrojados al mar matan a un millón de animales al
año. La contaminación de pozos y acuíferos tiene consecuencias
perjudiciales para la salud humana y degradan el medio marino. Muchos animales
marinos y aves mueren al tragar desechos que flotan, porque creen que es
comida.
Los
ríos y mares poseen una elevada capacidad de reciclarse a sí mismos. Las
bacterias que componen el agua descomponen los desechos orgánicos, que
alimentan a peces y plantas. Gracias a su actividad estos seres vivos hacen que
el oxígeno y el carbono retornen a la biosfera.
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