Los sistemas naturales se estudian a diferentes escalas
dependiendo de los niveles de integración de la materia que puede ir desde lo microscópico
a nivel molecular hasta la inmensidad de una galaxia.
En nuestro planeta, una de las formas de organización más
complejas que existen son los ecosistemas entendidos como un sistema funcional
que surge de la coexistencia de los organismos vivos con el medio físico en el
que se relacionan.
Los primeros asentamientos humanos se crearon y
evolucionaron de forma espontánea basados en criterios de defensa y
aprovechamiento de recursos. La ocupación del territorio reflejaba la
naturaleza de la región y el trabajo de las personas.
El paso del tiempo condujo a la especialización del trabajo;
el dominio de técnicas de ingeniería; mejoras en las condiciones sanitarias y
otros elementos que conformaron espacios artificiales y favorecieron el
desarrollo de una vida urbana. Así, las
aldeas se fueron transformando al punto que hoy día, la mayoría de la gente
vive en grandes urbes.
Una ciudad puede verse como un ecosistema urbano ya que
contiene una comunidad de seres vivos que interactúan con un medio físico el
cual está expuesto a transformaciones debido al intercambio de materia, energía
e información.
Los ecosistemas urbanos tienen necesidades biológicas,
materiales y culturales que obligan a mantener entradas constantes de alimento,
aire, agua, energía y otros materiales que son extraídos de otros ecosistemas.
La transformación y utilización de estos elementos, nos
permite obtener los productos útiles de la tecnología, la educación y la
cultura con la que generamos condiciones, térmicas, lumínicas y sónicas
independientes al entorno o artificiales. Esta dinámica genera ciclos de
retroalimentación que mantienen el confort del subsistema de nuestra sociedad.
Como resultado de esta actividad, se producen salidas
continuas de residuos, aguas servidas, aire viciado y calor. La relación entre el tamaño de la ciudad y el
volumen de salidas generado es directa; por lo que a partir de ciertos niveles,
se produce una alteración importante de las condiciones ambientales que puede
provocar desequilibrios territoriales que afecten negativamente a otros
ecosistemas lejanos.
De ahí la necesidad de contar con y hacer cumplir las leyes
y normativas de protección al medio ambiente.
El detrimento de los recursos naturales acaba afectando igualmente a la
economía. Las ciudades son grandes
importadoras de los bienes y servicios producidos por los ecosistemas y la
calidad de vida de la sociedad depende del estado de conservación del medio
natural.
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