Las semillas son tan importantes
como la tierra. Quien las controle podrá
dominar el sistema agroalimentario de la nación e incidir en las cadenas de
valor asociadas a la producción de los diferentes rubros agrícolas.
Como era de esperarse, el
proyecto de ley nacional de semillas ha generado gran inquietud y rechazo en
múltiples sectores de la sociedad debido a su clara intención de constituirse
en un mecanismo para controlar qué y cómo se producen los alimentos en el país.
Productores y consumidores están
especialmente preocupados debido a que este proyecto de ley permitiría la
entrada al país de semillas transgénicas sin que el país cuente todavía con un
marco legal sobre biodiversidad y bioseguridad.
Los organismos genéticamente
modificados (OGM) son aquellos cuyo ADN ha sido modificado de forma no natural,
(ni por reproducción, ni por mutación) mediante técnicas de ingeniería
genética. La manipulación puede ser para quitar o agregar uno o más genes de
individuos de la misma especie o de una especie diferente.
Un organismo transgénico es una
clase específica de organismo genéticamente modificado al que se le ha
introducido uno o varios genes que pertenecen al genoma de otra especie
diferente con el fin de producir proteínas de interés industrial o bien mejorar
ciertos rasgos como la resistencia a plagas, la calidad nutricional o la
tolerancia a heladas entre otras características.
No obstante, las dos principales
características genéticas introducidas en la actualidad en la casi totalidad de
los OGM que se cultivan comercialmente, son la resistencia al glifosato (un
herbicida) y la introducción del gen que codifica la producción de la toxina Bt
produciendo plantas biocidas. Estas modificaciones genéticas no representan
ninguna ventaja para los consumidores desde el punto de vista nutricional, sino
que sólo han facilitado un modelo de agricultura industrializada y sin
agricultores.
Es por eso que los cultivos
transgénicos y el carácter industrial de su producción, están asociados a la
intoxicación del suelo y del agua, al desarrollo de enfermedades, a la
desaparición de insectos, la deforestación y al cambio climático.
Es imposible evitar que el
viento, los pájaros o los insectos transporten las semillas transgénicas a
otros campos y contaminen otros lugares contribuyendo así a la pérdida de
diversidad agrícola al uniformizar millones de hectáreas en el mundo con
monocultivos desplazando cultivos tradicionales (y dificultando la producción
orgánica. El uso de transgénicos
conlleva además una pérdida de opciones futuras de alimentación, no es solo una
cuestión de especies y de producción sino de diversidad al interior de las
especies.
Las semillas no solo son objetos
que se deben mantener o conservar, son fuentes de aprendizaje que han generado
conocimientos y nuevas variedades con características distintas adecuadas a
realidades diversas.
Permitir la entrada de
transgénicos y otras disposiciones contempladas por este proyecto de ley, como
la enajenación de nuestros recursos genéticos, contravienen varios artículos de
la constitución de la Ley general sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales y
de la Ley de Protección a los Derechos del Consumidor
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