Los ecosistemas son dinámicos y
su composición y estructura se modifica con el
tiempo. Periódicamente se presentan perturbaciones como incendios,
huracanes, sequías, inundaciones, plagas que modifican substancialmente a los
pastizales, bosques, esteros, manglares y otras comunidades. A estos eventos se
les conoce como regímenes de perturbación y cambian de región a región
dependiendo de las condiciones climáticas.
Después de un evento de
perturbación que afecta a algunas de las poblaciones, al proceso de cambio de
la comunidad a su estado previo
(maduro) se le conoce como sucesión ecológica.
Cuando la modificación del ambiente ha sido total, como en el caso de
una erupción que borra completamente al ambiente original, o cuando se crea un
nuevo ambiente como en el caso de las islas volcánicas que nacen en medio del
mar, el proceso se llama sucesión primaria.
Cuando la modificación ha sido parcial y quedan algunas de las especies
originales, el proceso se llama sucesión
secundaria.
El ecólogo estadounidense
Frederic E. Clements (1874-1945) fue uno de los pioneros en el estudio del
fenómeno de la sucesión y en el desarrollo de su teoría. Clements sugirió que
después de una perturbación la vegetación regresa a un estado “climax”, determinado
por las condiciones del clima. Por su parte, su compatriota el ecólogo Henry
Gleason (1882-1975), argumentó que los cambios sucesionales se debían a las
respuestas individuales de las especies y no a un cambio coordinado en la
vegetación como si fuera un organismo.
Actualmente, el principal régimen
de perturbación lo constituyen las actividades humanas. La extracción de madera
de los bosques, los sistemas de cultivos itinerantes, y otras actividades
transforman a los ecosistemas en estados sucesionales.
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